Kalle por Julián Zambrano

 

KALLE

Entre junto a un alma y adentro ya estaban dos más, un espiral azul y un adiós zapatos, un contacto a la tierra, nervios y una mente distraída, no entendía y me exigía no entender, se desenrosco el espiral, un rio pensé, y como agua fluyendo fui entendiendo que iba a nacer y temí, mucho calor, vas a nacer escuche, más calor… entre o quizá empecé a salir, se sale solo de lo que se está adentro, costaba, estrujaba, más calor, alce la cabeza y miedo, no hay luz, más calor y entonces un “Vamos juli” no me gusta el Juli pensé si es de volver a nacer, prefiero que me toquen un Jazz, empuje más, vamos, vamos, luz, nací, respire, y luego con miedo caí en unos brazos, una canción y paz, la acaricie, ay mi alma te toca pensé, vas a nacer.

Lluvia, calles mojadas, zapatos rotos, medias húmedas, los charcos de agua son reflejos de la tierra, ciudad, la quinta, ruidosa ciudad, silbidos callejeros, calles oscuras, pitos atrevidos, CHA LOKA, vociferan desde las sombras, consumen de frio a estos cuerpos adoloridos

¿Con que pie iniciaste el día corazón? Con el derecho no, con el izquierdo tampoco, creo que los puse los dos al tiempo, para romper cualquier agüero, no se camina las calles por una sola acera, cámbiese de acera papito, mamita, mapasite o le alcanzan ¿Quién persigue? El miedo por supuesto, ay Kali, tus kalles que temen camino, con el suelo de estas kalles hemos construido nuestros recuerdos, los ponemos a desfilar con una brisa y una sonrisa de geta en geta, y ahí vamos campantes mirando al suelo sin bajar la cabeza y evitando a toda costa atravesarnos en alguna grieta.

En estas kalles le vi a él, Buenos días, buenos día dije, no eran buenos días me dije, le voltee a ver, sus ropas dejaban escapar intencionalmente un desnudo, me cruce en sus ojos y sentí asco, le vi por última vez, en su pausa antes de seguir barriendo las kalles, barriendo las hojas, no entiendo porque se barren las hojas, no entiendo porque se piensa que ensucian las kalles, no entiendo tu afán de ensuciar mi cuerpo, mi vista, mi aliento ¿Qué seguridad nos trae el pavimento? Mi cuerpo turuleco, partido, galleta, quebrado, no entiende de ese caminao, no entiende la razón de ese miedo oxidado, déjame transitar, que prefiero las once y andar, deja pues caminar, no sufras por mí, las hojas del pavimento yo me las tatuó mientras duermo, deja que yo se caminar, yo se que me acerco al filo, ni se en qué lugar vaya a parar, no le temo a tus balazos que yo de adentro ya cargo bala y en recolecta transito buscando corazones agujereados, amantes agujereados, ando Kaminando Kali en las kalles de tu pequeño kalabozo.



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