Cama texto por Julián Zambrano

 

Cama

¿Cuántos silencios aguardan los cuerpos y en donde se pueden buscar cuando deambulan en sigilo? La cama vacía, demasiado grande, incluso para un cuerpo como el mío ¿Es la cama acaso un territorio por conquistar? ¿es el sueño un escape o una prisión? Habito el rincón derecho, pocas muy pocas veces el izquierdo, un cuarto de la esquina superior derecha con exactitud es gigante mi cama, incluso para un cuerpo como el mío.

Permanezco ahí, arrinconado, atrincherado, en la periferia, en el afuera encuentro el adentro.

Un, dos, tres, cuatro almohadas y me siento flotando, no deja huella mi cuerpo, no deja rastro.

Cuando se apagan las luces emergen los miedos y no por el ruido sombrío, sino por la promesa de un resplandor de sol, le tengo miedo a lo oscuro porque me promete luz cuando yo guardo la esperanza de descansar en las cuatro nubes de una noche eterna.

Lejos, cansado, ido, averiado, shiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii lejos, cansado, ido, averiado shiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Mucho ruido y yo un necio que protege el silencio

Te hago música con mis pensamientos, te compongo un rock, un soul, un tango, quizá un bolero e incluso un guaguancó, te protejo el silencio para que no entorpezca la rumba de mi adentro.

En mi cama no desafío la muerte, aquella me invita a bailar, en cama me besa el olvido y yo le estiro la mejilla, en cama no batallo, me dejo ver y devorar, en cama la muerte se toma ¾ de espacio, pero respeta el límite de las almohadas, me deja tranquilo en mi trinchera, en cama dejo y soy.

En cama no desafiamos la muerte, en la calle en cambio le coqueteo y le tiro picos, me le paro en la esquina y le subo la mano, le levanto las cejas y le dibujo una sonrisa, mientras me tiemblan las piernas, mientras me rasco las manos, mientras me suda la espalda, mientras se atora la garganta, mientras se revuelve el estómago, mientras se retiene el corazón por entre las costillas, y cuando llegamos a ella en grupo le cantamos, le saltamos, le gritamos, le provocamos, le enfrentamos y esperamos, esperamos que la puntería no recaiga en nosotros, mientras vemos como cae el de al lado, asustados, muy asustados y en algunos casos esperanzados de que la próxima vez, sea nuestra vez y por fin o lastimosamente nos atine a nosotros.

Para el afuera dejamos las rejas, los escrúpulos, la sombra que brinda la luz, la misma que se atraganta con mi noche.





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